lunes, 20 de septiembre de 2010

Experimento Filadelfia

Experimento Filadelfia.



¿Un buque teletransportado?

Una serie de extrañas cartas recibidas por un hombre de ciencia en 1956 hablaban de unos experimentos secretos que habían vuelto invisible un destructor de la marina de los Estados Unidos y lo habían teleportado de un lugar a otro.

El "Experimento Filadelfia" es el nombre que recibió un supuesto experimento ultrasecreto llevado a cabo por la marina de los Estados Unidos en 1943, en el transcurso del cual un barco se volvió invisible y fue teleportado de un muelle a otro. Es una historia que debiera conocer cualquier persona interesada en los OVNIS, el triángulo de las Bermudas y otros mitos y misterios. En 1979 fue el tema de un libro escrito por Charles Berlitz, principal gurú del culto al triángulo de las Bermudas, y William Moore. Pero, ¿cómo se supo de este hecho, y qué pruebas tenemos de que sea cierto?

La historia comienza con Morris Ketchum Jessup, un hombre de muchos y variados intereses. En los años veinte fue profesor de astronomía y matemáticas en la Universidad de Drake, en Iowa, y en la Universidad de Michigan. Mientras preparaba su doctorado realizó investigaciones que llevaron al descubrimiento de varias estrellas dobles que, posteriormente, fueron catalogadas por la Royal Astronomical Society. (Se dice que poseía un doctorado en astrofísica, pero no está claro si se lo otorgaron o no.)

Jessup pasó mucho tiempo estudiando ruinas mayas e incas y llegó a la conclusión de que los edificios sólo pudieron ser construidos con la ayuda de una tecnología superior extraterrestre. La falta de dinero le obligó a abandonar sus investigaciones y a volver a los Estados Unidos, donde se puso a trabajar en The case for the UFO (El alegato de los OVNIS), primero de cuatro libros sobre el tema, en el que mezclaba un poco de objetividad científica con mucha pseudociencia.

The case for the UFO fue publicado en Nueva York en 1955. A lo largo del libro, Jessup pedía a sus lectores que presionaran a sus representantes políticos para que exigieran investigaciones acerca de la teoría del campo unificado, problema con el que se había enfrentado Einstein durante los últimos veinte años de vida, y que -creía Jessup- podría aclarar la incógnita de la fuerza propulsora de los OVNIS.

El 13 de enero de 1956 Jessup recibió la primera de dos cartas de un lector que firmaba Carlos Miguel Allende y también Carl M. Allen. En sus incoherentes cartas, llenas de faltas de ortografía y de puntuación, Allende advertía a Jessup que debía olvidar su interés por la teoría del campo unificado. Una versión de esta teoría había sido aplicada por la marina norteamericana en 1943 -decía- en un experimento que había vuelto invisible a un barco, con terribles resultados para su tripulación. Jessup contestó a su corresponsal pidiendo más detalles. Allende no pudo proporcionarle más información.

Mientras tanto, Jessup y su libro habían sido tema de conversación en Washington D. C. En julio o agosto de 1955, un ejemplar de The case for the UFO llegó a la Oficina de Investigación Naval (ONR). Se descubrió que contenía comentarios relativos al texto escrito en los márgenes, como si el libro hubiese pasado por las manos de tres personas. Los comentarios implicaban un conocimiento de los OVNIS, de sus sistemas de propulsión y del origen y antecedentes de sus tripulantes.

El libro pasó a manos de dos oficiales de la ONR, el comandante George W. Hoover, Oficial de Proyectos Especiales, y el capitán Sidney Sherby. Éstos invitaron a Jessup a Washington, le enseñaron el libro y le preguntaron si podía hacer algún comentario. Jessup dijo que, por la letra, uno de los autores era Allende, y después entregó las cartas de Allende a Hoover y Sherby. Los dos oficiales hicieron pasar a máquina el libro de las anotaciones, para que resultara todo más claro, y la Varo Manufacturing Company de Garland (Texas) publicó una edición limitada.

El interés de la ONR por el libro anotado nunca fue explicado de forma satisfactoria, pero la ONR ha negado siempre que fuera oficial. Hoover y Sherby estaban personalmente interesados en los OVNIS, tema que daba entonces sus primeros balbuceos; según su introducción a la edición de varo, su ilustrada opinión era que "ningún detalle, por desacreditado que esté desde el punto de vista de la ciencia clásica, debe ser pasado por alto" en la búsqueda de claves sobre la naturaleza de la gravedad. Por lo tanto, debemos deducir que el interés de Hoover y Sherby era personal, que pagaron los costos de la edición de varo, y que cualquier investigación posterior fue emprendida por su cuenta.

No se sabe qué investigaciones pudo emprender Jessup, si es que lo hizo; su relación directa con el asunto terminó la noche del 20 de abril de 1959, cuando lo encontraron muerto en su furgoneta en Dade Country Park (Florida). Dentro del coche cerrado había sido introducida una manguera conectada con el caño de escape: según todos los indicios, Jessup se había suicidado.

¿Se había suicidado?

La muerte de Jessup ha sido tema de muchas especulaciones. Algunos amigos suyos dijeron que Jessup no era el tipo de persona que se suicida. Otros han sugerido que fue asesinado porque se negó a dejar las investigaciones sobre el enigma de los 0VNIS. También se dijo que algo tuvieron que ver los "hombres de negro". Sin embargo, otros amigos dijeron que Jessup estaba deprimido a causa de problemas personales, y que había anunciado su suicidio a un intimo amigo suyo.

Del corresponsal de Jessup, Carlos Miguel Allende o Carl M. Allen, se sabe poco. Muchos investigadores trataron de entrevistarlo pero resultó tan escurridizo como Pimpinela Escarlata. Entre los que le conocieron se cuentan Charles Berlitz y William Moore, pero averiguaron poco. Con todo, lograron identificar el barco empleado en el supuesto experimento: era el Eldridge.

Carlos Allende es un enigma viviente. Nació en Springdale (Pennsylvania) en mayo de 1925, y se le suponen por lo menos cinco seudónimos. Es el menor de tres hijos; su padre era irlandés, y su madre gitana. Se alistó en la Marina de los Estados Unidos el 14 de julio de 1942, y se licenció el 21 de mayo de 1943. En julio de 1943 entró en la marina mercante, que abandonó en octubre de 1952.

Desde entonces ha sido una especie de vagabundo. Se dice que visitó la corporación Varo por invitación de su presidente, y que estuvo en contacto con el doctor Edward U. Condon durante la investigación de OVNIS que realizó en la Universidad de Colorado. Allende reconoció ser el autor de las cartas de Jessup y de las anotaciones que había en el libro enviado a la ONR. Se supone que negó que se tratara de una simple broma.

Allende afirma que, en 1943, un tal doctor Franklin Reno desarrolló una aplicación de la teoría del campo unificado de Einstein que fue ensayada por la Marina norteamericana en un experimento en el que el Eldridge y toda su tripulación se volvieron invisibles. El experimento se realizó en el mar, en octubre de 1943, y fue observado por Allende, que se hallaba a bordo del buque Andrew Furuseth. Dijo a Berlitz y a Moore que el Eldrige estaba sumergido en un extraño campo de fuerza que se extendía "hasta unos 100 m... de distancia de cada lado del barco. Yo metí la mano, hasta el codo, en este increíble campo."

El experimento fue un éxito, salvo por los extraños y terribles efectos secundarios que sufrió la tripulación; algunos hombres murieron, otros se volvieron locos, y unos pocos siguieron recayendo en la invisibilidad. Una vez, en un bar del puerto de Filadelfia, un grupo de tripulantes causó un escándalo al desaparecer de pronto. Allende dice que el incidente apareció reseñado en un periódico de Filadelfia, en otoño o en invierno, en algún momento entre 1944 y 1946.

Allende también dijo que se realizó otro experimento en el que el navío experimental fue teleportado desde su atracadero en Filadelfia a otro en la zona de Newport News, Virginia. Allende no se hallaba presente, pero dijo a Jessup que había leído un articulo acerca del incidente en un periódico de Filadelfia cuya fecha no recordaba. "Puede haber sido en 1956 -dijo a Jessup en una carta-, después de que se suspendieran los experimentos."

Finalmente, Allende daba su número de identificación en la Marina, Z416175, y proporcionaba los nombres de testigos o personas que, de algún modo, podían confirmar su historia.

Allende atestigua

La historia del Experimento Filadelfia se basa, sobre todo, en la información contenida en dos cartas enviadas en 1956 por Carlos Allende (Carl Allen) a Morris Jessup. En la traducción no se han mantenido las faltas de ortografía del original, pero se ha intentado preservar el sorprendente "tono" de Allende.

Estimado doctor Jessup:

Su invocación al público para que se mueva en masa sobre sus representantes y haya así suficiente presión colocada en un correcto y suficiente número de lugares donde pueda ser aprobada una ley para que la Teoría del Campo Unificado del doctor Albert Einstein (1925-27) sea puesta en práctica no es nada necesaria.

Se usaron los "resultados" de mi amigo Dr. Franklin Reno... Los resultados fueron y son hoy prueba de que la Teoría del Campo unificado hasta cierto punto es correcta... El "resultado" fue la completa invisibilidad de un barco, tipo destructor, y toda su tripulación. Estaba navegando. (Oct. 1943).

El Campo fue efectivo en una forma esferoidal oblata que se extendía cien yardas (más o menos, debido a la posición lunar y latitud) fuera de cada lado del barco. Cualquier persona dentro de esa esfera se volvía de forma vaga pero él también observó a esas personas a bordo de ese barco como si ellas también estuvieran en el mismo estado y sin embargo estuvieran andando sobre nada. Cualquier persona fuera de esa esfera no podía ver nada, salvo la forma claramente definida del casco del barco en el agua...

Quedan muy pocos de la tripulación experimental original ahora, Señor. La mayoría enloqueció, uno salió a través de la pared de su alojamiento a la vista de su mujer e hijo y otros 2 miembros de la tripulación (No volvió a ser visto), dos "se fueron al Fuego" o sea se inmovilizaron y se incendiaron mientras llevaban unas brújulas comunes... (ardieron 18 días)... El experimento fue un éxito completo. Los hombres fueron fracasos completos.

Revise periódicos de Filadelfia buscando un parrafito (parte superior de la hoja, interior del periódico cerca del tercio final del periódico, 1944-46 en primavera u otoño o invierno, no en verano) de una noticia describiendo las acciones de los marineros después de su viaje inicial.

Asaltaron un local en el astillero de la Marina "Gin Mill" o "Beer Joint" y causaron tanta conmoción y parálisis de las camareras que poco de comprensible se les pudo sacar, que el párrafo y el que lo escribió no lo cree, y dice "Sólo escribí lo que oí y esas mujeres están locas..."

Le pido que haga este poco de investigación sólo para que se trague la lengua cuando recuerde lo que "pidió que se haga ley".

Muy irrespetuosamente suyo, Carl M. Allen

P.S. Ayudaré más si usted ve que puedo. (Z416175)

Días después

Quiero mencionar que de algún modo también el Barco Experimental desapareció del muelle de Filadelfia y muy pocos minutos después apareció en otro muelle en Norfolk, Newport News, en la zona de Portsmouth. Éste fue señalado y claramente identificado como el lugar pero entonces el barco, de nuevo desapareció y volvió a su muelle de Filadelfia en sólo unos pocos minutos o menos.

Esto también fue notado en los periódicos. Pero he olvidado en qué periódico lo leí o cuándo pasó. Probablemente al final de los experimentos. Podría haber sido en 1956, después de que terminaran los experimentos, no lo puedo decir con seguridad.

Muy sinceramente, Carl M. Allen

Estimado señor Jessup:

Me pide lo que es equivalente a pruebas positivas de algo que sólo la duplicación de los dispositivos que produjeron "este fenómeno" podrían darle... Nunca podré satisfacer esa actitud... Puedo ser de alguna ayuda positiva para usted en mi mismo pero para hacerlo requeriría un hipnotizador, pentotal sódico, un grabador y una excelente dactilógrafa para producir material de valor para usted...

Soy un contemplador de las estrellas Sr. Jessup. No lo disimulo y el hecho de que... estoy seguro de que el hombre irá adonde ahora sueña con estar... Hacia las estrellas vía la forma de transporte con que tropezó accidentalmente la Marina (para consternación suya) cuando su barco experimental despegó y apareció un minuto después más o menos a varios cientos de millas marinas de distancias... Quizás la Marina ya haya usado este accidente de transporte para construir sus OVNIS. Eso es un avance desde todos los puntos de vista. ¿A usted qué le parece?

Muy respetuosamente, Carl Allen.

Fuente: Lo Inexplicable


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Lo que dice Charles Berltiz al respecto.

"Los acontecimientos recientes me impulsaron a reabrir mis investigaciones sobre el Experimento Filadelfia. El primero de ellos -y tal vez el decisivo- fue la publicación, en Los Ángeles, de un libro de Alfred Bielek en el cual insiste, con nuevos aportes y testimonios, en señalar que el barco de la marina norteamericana se volvió invisible realmente y fue teletransportado a un punto situado a 640 kilómetros de distancia, donde fue visto por ciertos testigos, para regresar luego de algunos segundos al punto de partida.

El otro hecho -secundario, pero no por eso menos trascendente- es que un estudio cinematográfico de Hollywood acaba de terminar, a 50 años de los sucesos, la segunda parte de la película The Philadelphia Experiment, filmada hace unos años por el director Stewart Rafili, con Michael Paré como protagonista. En este nuevo filme, según mis noticias, se vuelven a cometer algunas inexactitudes que dificultan el trabajo de los verdaderos estudiosos, convirtiendo este affaire tan importante en un simple episodio de ciencia ficción.

La primera noticia acerca del llamado Experimento Filadelfia, me llegó en 1955 a través del investigador Morris Jessup, un científico de renombre en aquellos tiempos. Astrónomo, matemático y arqueólogo especialista en la cultura maya, trabajó varios años para el gobierno norteamericano hasta que pasó a la actividad privada. A la vista de esos grandes monumentos, Jessup llegó a la conclusión de que las enormes piedras de los templos y pirámides gigantes no podían haber sido puestas en ese sitio por hombres científicamente primitivos, que poseían una técnica rudimentaria y que sólo disponían de la fuerza que les podía proporcionar un modesto animal de tiro como es la llama.

Mucho antes que Erich von Daniken -y con bastante menos publicidad- nuestro científico especuló sobre la posibilidad de que esas piedras hubiesen sido apiladas mediante una gran fuerza levitatoria, comandada desde naves llegadas de otras dimensiones.

Estudiando ciertas ruinas de México, creyó reconocer algunas similitudes entre éstas y los cráteres lunares Linne e Hyginus. En el otoño de 1955, publicó un libro donde se reproducía el resultado de sus investigaciones. El volumen se titulaba The case for the Ufo. El autor no sospechaba que su libro marcaría el comienzo de una sucesión de hechos misteriosos, que habrían de provocar una de las más singulares controversias de los tiempos modernos.

En esas páginas -luego de demostrar, según él, las posibilidades matemáticas y físicas de esa fuerza gravitatoria, la misma que utilizarían para impulsar los platos voladores decía que el gobierno de los Estados Unidos debía poner en marcha un programa especial para el desarrollo de esa poderosa energía Pocos meses después el doctor Jessup recibió una extraña carta firmada por Carlos Miguel Allende, de New Kensigton, Pennsylvania, en la cual le decía que la idea de desarrollar esa fuerza levitatoria podría traer nefastas consecuencias para los hombres, como ya había ocurrido en un caso que él conocía.

Ocupado en la redacción de un nuevo libro pero lo suficientemente atraído por la enigmática carta , el científico le contestó con una breve notita en la cual le pedía a Allende que le mandara mas noticias sobre ese caso relacionado con una fuerza gravitatoria. Jessup se olvido del asunto y se dedicó a difundir sus ideas por medio de conferencias y artículos en prensa.

El 13 de enero de 1956, justo un año después de publicado su libro, el doctor Jessup -que ya se había olvidado de aquel corresponsal misterioso- recibió una segunda carta de Allende, que ahora firmaba Carl M. Alien, cuyo sobre tenía ahora matasello de Gainesville, Texas.

Esta carta, al igual que la primera (cuyo texto no se conserva porque Jessup no juzgó importante guardarla), estaba redactada en un lenguaje enrevesado y muy peculiar, llena de mayúsculas y párrafos que en un principio resultaban totalmente herméticos.

Sin embargo, estaba claro el mensaje total. Decía, en síntesis, que en 1943 la marina de los Estados Unidos había estado experimentando con una serie de aparatos derivados de las teorías de Albert Einstein sobre el Campo Unificado para hacer que sus barcos -por medio de una gran fuerza magnética- resultaran invisibles a los radares enemigos, al mismo tiempo que se volvieran inmunes a la acción de las minas magnéticas de los alemanes y de los torpedos de los submarinos enemigos.

Es sabido que Einstein interrumpió sus trabajos sobre este asunto por considerar que no era posible llegar a un resultado. Pero Allende dice que sus principios fueron aplicados durante la Segunda Guerra Mundial en un experimento que salió de control y produjo consecuencias no deseadas.

Después de algunos años me fue posible reconstruir todo el episodio. Las cosas, según Allende, ocurrieron de la siguiente manera. El viernes 13 de agosto de 1943, el crucero Eldrídge, de la marina de los Estados Unidos, zarpó del puerto de Filadelfia para participar en un experimento secreto.

A su bordo llevaba varias toneladas de aparatos eléctricos, con cientos de lámparas y bobinas. El barco había sido botado el 25 de julio de 1943 y medía 92 metros de eslora, con un desplazamiento de 1.240 toneladas y 1.520 a plena carga. Todavía no había entrado en servicio activo cuando poco después, el 13 de agosto de 1943, levó anclas de su amarradero, acompañado por el carguero Furuseth, un veterano de los convoyes al África.

A bordo de esta última nave iba un grupo de científicos y una tripulación reducida de hombres escogidos, entre los cuales se encontraba el marinero de primera Carlos M. Allende. Este contó de la siguiente manera lo que presenció aquel viernes fatídico desde su puesto de trabajo, situado al lado del puente de mando.

"A unas pocas millas del muelle -relató en una entrevista con el investigador William Moore-, uno de los hombres de civil que estaba en la timonera ordenó por la radio al comandante del crucero que encendiera los generadores. Entonces, alrededor del crucero comenzó a fluir con gran fuerza un singular campo de energía, perfectamente visible, que giraba en torno de la nave en sentido contrario a las agujas del reloj.

Vi que el aire que rodeaba al barco se volvía un poco más oscuro que el resto de la atmósfera. A los pocos minutos vi levantarse del agua una bruma verdosa, similar a una nube muy tenue. De pronto, el barco desapareció completamente y nosotros experimentamos una gran sacudida.

Varios de nuestros hombres se desmayaron y a muchos comenzó a salirles sangre de la nariz. En pocos segundos el flamante barco de guerra ya no estaba en su sitio, pero en la superficie del mar podía verse claramente la marca de su peso al desplazar el agua. Sencillamente se había hecho invisible y no quedaban rastros ni de él ni de los hombres que iban a bordo.

Antes de que se esfumara del todo vi que uno o dos marineros que estaban en estribor se desintegraban por completo. Todo comenzó con un desagradable zumbido, que fue aumentando de volumen hasta convertirse en un silbido inaguantable, que culminó en una violenta explosión.

En el puente en donde yo estaba reinaba una confusión absoluta y las órdenes se sucedían unas tras otras. Uno de los civiles, el que parecía estar al mando de todo, gritó por la radio que apagaran los generadores. Cuando miré hacia tierra, vi que dos hombres desaparecían mientras corrían aterrados. Yo no sabía qué hacer, pues en ese momento no comprendía lo que estaba pasando.

Habían transcurrido unos pocos minutos cuando aquella bruma verdusca comenzó a dispersarse y sin zumbidos ni manifestación alguna que lo anunciase, el crucero comenzó a materializarse de nuevo, desde la popa a la proa, como había ocurrido en el instante en que se hizo invisible.

Pude observar que los hombres que estaban en cubierta sufrían fuertes convulsiones; más tarde supe que varios habían desaparecido y que nunca más se volvió a saber de ellos. Ese instante repercutió negativamente en la mayoría de quienes estuvieron involucrados en ese experimento y muchos perdieron la razón, padecieron alucinaciones o sufrieron horribles dolores y enfermedades.

A mí también me afecto Ese campo eléctrico que se formó en torno de la nave cayó también sobre una parte de nuestro barco. Era como una lámina de electricidad pura. La corriente tenía tanta potencia que casi me hizo perder el equilibrio. Por suerte no quedó con todo el cuerpo dentro de esa corriente, pues de haberlo hecho me hubiese tirado sobre la cubierta.

Sólo alcanzó a tocarme el brazo derecho, y era tan denso ese campo que me dio un gran golpe y todo el costado me quedó dolorido. Aún me pregunto por qué no fui electrocutado por esa lámina de electricidad. Supongo que fue porque yo tenía las botas de goma puestas, como el resto de la tripulación, por orden de los ofíciales superiores.

Fue un momento horrible, y sólo mucho más tarde me di cuenta de que aquel día la ciencia había dado un gran paso, y que la Marina, temerosa de las consecuencias de un experimento que había salido de control y matado a varias personas, trató de ocultar por todos los medios.

Hasta aquí el fantástico relato de Allende. ¿Ocurrieron las cosas de esa manera? La marina de los Estados Unidos negó sistemáticamente que se hubiese realizado un experimento de cualquier tipo a bordo del Eldridge. Ese empeño en negar el hecho ya le costó dos millones y medio de dólares en publicaciones y mensajes de diversos tipos.

Lo cual parece irrazonable si en verdad nada ocurrió, hace ya medio siglo, aquel 13 de agosto de 1943 en el puerto de Filadelfia. Por otra parte, todos los intentos de los diversos investigadores chocaron con el obstinado silencio de los jefes navales. No se exhibió nunca el libro de bitácora del Eldridge -se dijo que se había extraviado- y tampoco se proporcionó una nómina de la tripulación que ese día viajaba en el crucero.

Se arguyó que esa lista se había destruido por error. También aseguraron que ese viernes el Eldridge y el Furuseth no estaban juntos y que ambos navegaban por aguas distintas, separados entre sí por muchas millas de distancia. Pero un cálculo de sus respectivos derroteros -hecho sobre la base de algunos partes de guerra que figuraban en otros archivos que no fueron bloqueados- me permitió establecer que ambas unidades coincidieron en Filadelfia el día señalado. En consecuencia, lo afirmado por la Marina es falso y Allende pudo observar, a bordo del Furuseth, lo que pasó en el Eldridge.

Pero también hay muchas otras pistas que merecen ser exploradas. En su segunda carta al doctor Jessup, Allende decía que "su amigo', el doctor Franklin Reno, había participado, si no en el experimento mismo, al menos en el análisis de los cálculos previos.

Durante años nadie pudo averiguar quien era ese misterioso doctor Reno, que no aparecía por ninguna parte. Finalmente, ayudado por la suerte, junto con William Moore, pude establecer que el nombre de Franklin Reno era el seudónimo de un conocido matemático que trabajó para la Marina en tiempos en que Albert Einstein era también un destacado colaborador del Pentágono.

Este matemático, a quien llamaré doctor Rinehart, pues me pidió que no citara su verdadero nombre, confirmó, durante varias entrevistas que le hizo Moore, que en 1943 la Marina estaba realizando ciertos experimentos derivados de la Teoría del Campo Unificado de Einstein.

Estos proyectos estaban comandados por dos científicos destacados, el profesor John von Neumann y el doctor Townsend Brown. Según Rinehart, se trataba de encontrar un modo, por medio de la creación de potentes campos electromagnéticos alrededor de los barcos, de desviar o neutralizar los torpedos que disparaban los submarinos alemanes.

Posteriormente, el experimento se amplió hasta abarcar la forma de producir la invisibilidad por medio de un campo similar, no ya en el agua sino en el aire. En sus recientes trabajos sobre el Experimento Filadeffia, Affred Bielek dice que en el enorme acelerador de partículas construido por los europeos en Grenoble, se están realizando algunas experiencias similares a las que se hicieron a bordo del Eldridge en 1943.

Si eso fuera cierto y la gran cantidad de energía generada allí permitiera dominar la materia a voluntad, el hombre habrá alcanzado una de sus más entrañables quimeras: la de volverse invisible. Y el Experimento Filadelfia, cincuenta años después, habrá dejado de ser un misterio impenetrable para convertirse en parte de la historia.

Fuente: Barilochenyt.


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El Proyecto Filadelfia y los extraterrestres.

El Proyecto Filadelfia de 1943, se hizo con información tecnológica recabada de los Zeta. Nikola Tesla, un físico que fue el primer director del Experimento Filadelfia, manifestó que había recibido información de los Extraterrestres, aunque nadie le creyó en su momento.

El Proyecto Filadelfia (conocido oficialmente como Proyecto Arco Iris) fue un experimento militar de máximo secreto con el que se intentó volver invisible un acorazado. En principio, hacer invisible un acorazado no resulta muy difícil. Todo lo que hay que hacer es llevarlo al siguiente Supertono Dimensional, y se convertirá en invisible para todos los que se encuentren en este nivel dimensional. La tecnología necesaria para llevar a cabo el Experimento llegó de los Zeta.

Estados Unidos necesitaba un sistema de invisibilidad para ganar la guerra, pero ellos tenían razones muy diferentes para proporcionarnos esa tecnología. El 20 de Julio de 1943 tuvo lugar un primer experimento en que el barco desapareció durante 20 minutos, provocando notables problemas físicos y psíquicos a la tripulación. A pesar de estas dificultades, las investigaciones prosiguieron.

El 12 de Agosto de ese mismo año se realizó una nueva prueba en la que el buque permaneció invisible al radar durante 67 segundos, para después desaparecer súbitamente en medio de un flash azulado. Los científicos que trabajaban en el Proyecto trataban de que el acorazado se hiciera solamente invisible al radar.

Pero el experimento estalló entre dos Dimensiones. Tardó más de 3 horas en volver, pero entonces todo había cambiado. La mayoría de la tripulación había desaparecido para siempre, otros estaban muertos, algunos estaban literalmente incrustados en la estructura del buque, algunos estaban ardiendo, y otros sufrían repetidos procesos de materialización y desmaterialización.

Los supervivientes habían enloquecido y se encontraban en un comprensible estado de desorientación. Dos de los marineros del acorazado saltaron al agua en pleno experimento, pensando que podrían alejarse de todo aquello nadando, pero cuando llegaron a tierra se encontraron con que lejos de estar en el puerto de Filadelfia, se hallaban en Montauk, y en el año de 1983 (Long Island).

La explicación de lo sucedido es que en esta última fecha se había llevado a cabo un experimento similar, denominado Proyecto Montauk y que estaba en conexión con el Proyecto Filadelfia de 1943. Los dos marineros eran hermanos, y se llamaban Duncan y Edward Cameron. Ambos experimentos se habían llevado a cabo el 12 de Agosto de los años citados.

Sucede que hay 4 Biocampos Planetarios, y los cuatro surgen cada 20 años, justamente el 12 de Agosto: 1943, 1963, 1983, 2003, etc. Esto genera un brote de las energías magnéticas en esas fechas, que sirvió para unir los dos experimentos. Las energías fueron suficientes para crear un Campo de Hiperespacio que absorbió al acorazado durante el experimento de 1943.

Los científicos que trabajaban en el Proyecto Montauk desarrollaron la tecnología necesaria para desplazarse con facilidad en el tiempo, y de hecho lo hicieron a una decena de tiempos diferentes, algunos tan lejanos en el futuro como el año 3543, y otros tan cercanos como 1997 (en el estado de Maine), y... ¡El 12 de Agosto de 2003!

Sabemos esto, gracias a los testimonios de Alfred Bielek (Duncan Cameron), Preston Nichols, y una gran cantidad de implicados, que a mediados de los 80, comenzaron a recobrar súbitamente la memoria borrada acerca de tales hechos. Famoso es, por ejemplo, el libro «El Experimento Filadelfia y otras Conspiraciones OVNI», de Alfred Bielek y Brad Steiger (sólo disponible en inglés), en el que narra en detalle esta alucinante historia.

Fuente: Argemto.

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