lunes, 20 de septiembre de 2010

Las Profesías de los Papas

Por Camilo Valdivieso

Por Camilo Valdivieso.



A pocos días de la muerte de Juan Pablo II “de Labore Solis” se espera la supuesta llegada de “de Gloriae Olivae” el Papa número 111 de la lista, y supuestamente el último...

SANTIAGO, abril 6, 2005.- Cuando los medios de comunicación no cesan en informar cada paso que da el Vaticano las profecías sobre el futuro de este Estado religioso comienzan a salir de manera inusitada. La Iglesia iniciará su antiquísimo ritual para elegir al nuevo Papa creando gran expectación. Justamente a partir de esto se elucubra el supuesto cumplimiento de las profecías que hablan sobre el término de la más importante de las estructuras religiosas del mundo.

San Malaquías

Malachy O' Morgair (1094-1148), mejor conocido como San Malaquías, fue un monje visionario de origen irlandés que dejó un legado concerniente a un gran número de profecías que hablaban sobre el futuro de la Iglesia Católica y de los papados que iban a constituirse hasta el fin de los tiempos.

Según el profeta a partir del año 1143 se subirían al trono 111 nuevos Papas, a los cuales designó con frases representativas. No fue hasta el siglo XVI que los escritos de San Malaquías fueron dados a conocer, sin embargo se sabe que fueron base inspirativa para otros visionarios como fue el caso de Nostradamus.

Según San Malaquías, después de Juan Pablo II solo habrá 2 Papas más. Las profecías de San Malaquías designan al Papa 110 (Juan Pablo II) “De labore solis” como el antepenúltimo Papa, antes de “Gloriae Olivae” que será su sucesor, como Papa 111. San Malaquías predijo que:

“En la última persecución a la Santa Iglesia Romana ocupará la silla el último Papa, Pedro el Romano, (Petrus Romanus, Papa, nº 112), que habrá de apacentar a sus ovejas padeciendo muchas tribulaciones, pasadas las cuales la Ciudad de las Sietes Colinas (Roma) será destruida y juez tremendo vendrá a juzgar a su pueblo”. Esto podría fácilmente interpretarse como la caída del Vaticano.

Lemas Coincidentes

Lo más curioso de las profecías de San Malaquías es que han sido muy certeras, lo que ha impulsado a que sus escritos hayan sido analizados concienzudamente por expertos teólogos e historiadores de todo el mundo. Algunos de los lemas más conocidos refieren a las características de los sacerdotes que ocupan el cargo mayor en el Vaticano, como ejemplo tenemos el lema número 105, “La fe intrépida”, y se refiere a Pío XI, quien lucho por la paz en un mundo fascista y comunista.

Como ya se sabe, Pío XI se caracterizó por “ofrecer su vida por la paz del mundo”. En lema 106, “El pastor angélico”, caracteriza a Pío XII quien fue llamado el “pastor de las almas”. Uno de los más interesantes es el lema 107: “Pastor navegante” y se refiere a Juan XXIII (1958-1963), quien cuando fue elegido Pontífice desempeñaba el puesto de cardenal-patriarca de Venecia, la ciudad de los navegantes, y recibía el titulo de “Pastor de Venecia”.

El número 108 dice; “Flor de las flores” en referencia a Pablo VI (1963-1978), asombrosamente en el escudo de este Papa figuraba, y por triplicado, la flor de la lis: la flor de las flores.

El 109 caracteriza a el Papa que solo duró 33 días; Juan Pablo I (1978) y dice: “De la mitad de la luna”. Para empezar el nombre de Juan Pablo I era Albino y su apellido Luciani, juntos significan “luz blanca” que es el color de la luna. Su lugar de nacimiento, Fordo di Canali, en la diócesis de Belluno, hace referencia a la luna: Bel-luno (la luna es denominada en latín como luno).

Se puede destacar también que la elección de Juan Pablo I ocurrió el 26 de agosto de 1978 a las 6 de la tarde, esa noche fue el día astronómico de la media luna. También su nacimiento, el 17 de octubre de 1912, ocurrió en cuarto creciente. Y lo mismo sucedió con la fecha de su ordenación sacerdotal, el 7 de julio de 1935, con la elección como obispo de Venecia, el 15 de diciembre de 1958 y como patriarca de dicha ciudad, el 15 de diciembre de 1969, en cada una de esas importantes celebraciones hubo “media luna”.

Otras Profecías

Nostradamus también hace referencia a que el último Papa huirá y estará lejos de Roma. A estos vaticinios se suma el estadounidense Jeane Dixon, quien predijo una alianza entre Estados Unidos y Rusia para luchar contra China; también dijo que a finales de siglo XX un Papa sería herido (Juan Pablo II). Y otro morirá asesinado hallándose lejos de Roma. A partir de este hecho la Iglesia tendría un tipo de gobierno distinto al Papado.

Otro más que se sumó a estas profecías fue Juan de Vatigueiro, en el siglo XIII, quien señaló que cuando el mundo se encuentre perturbado el Papa cambiará de residencia, y durante 25 meses no habrá ningún gobierno ni Papa en la Iglesia de Roma.

Juan de Rocapartida profetizó que al acercarse el fin del mundo el Papa y sus cardenales huirían de Roma en trágicas circunstancias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos y quien fuera el Papa en ese momento sufrirá una cruel muerte en el exilio. Curiosamente la gran mayoría de las profecías plantean que en el final de la Iglesia Católica, el exilio será el punto de resguardo de todos los representantes de esas jerarquías.

El Papa Judío.

Una de las profecías que toma más fuerza corresponde justamente a que el último de los Papas sería de origen judío, este sería nombrado como Pedro II y generaría el gran caos en una estructura eclesiástica que ya esta sumamente inestable.

Incluso se cree que el trono de San Pedro, comenzará una fusión de todas la religiones monoteístas, una futura Iglesia Mundial cuya sede se ubicará en Jerusalén. El Nuevo Orden Mundial y la Globalización política mundial tendrían su reflejo también en la religión.

Según esta interpretación, el nuevo responsable que se colocará al frente de esta Iglesia Global será reconocido por los judíos como su esperado “Mesías”, ya que para ellos nunca lo fue Jesucristo. Los cristianos verdaderos se mantendrían al margen de esta globalización religiosa, y tal como dicen las profecías, en los últimos tiempos serán perseguidos por la Bestia.











En Japón dicen que Jesús murió ahí.



En Japón dicen que Jesús murió ahí: tuvo tres hijas, cultivó ajos y vivió hasta los 106 años.

Santiago de Chile.- Su epitafio junto a la cruz reza: "Cuando Jesús tenía 21 años vino a Japón para proseguir sus enseñanzas divinas durante 12 años".

La leyenda es la siguiente. A los 21 años Jesús de Nazareth logró zafarse de los romanos y se exilió junto a su hermano, con un mechón de cabello de María, su madre. Peregrinó por Siberia, llegó a la ciudad rusa de Vladivostok, y cruzó a Japón. Luego de predicar en las inmediaciones del Monte Fuji, ya hablando el japonés, regresó a Judea a los 33 años, pero allí fue arrestado. Sin embargo, no lo crucificaron a él, sino a su hermano, quien tomó el lugar de su martirio.

Jesús entonces regresó a Japón, allí se asentó en el antiguo poblado de Herai, se casó con Miyuko, tuvo tres hijas, y cultivó ajos hasta su muerte a los 106 años. El nazareno se hacía llamar Daitenku Taro Jurai.

Según narró el diario británico "The Independent", Herai, en el norte de Japón, tiene hoy el nombre de Shingo. En las afueras de la localidad hay una cruz donde se ubica la tumba del Mesías, y cerca se encuentra el museo, que atesora los pergaminos escritos en japonés antiguo que recogieron las enseñanzas del maestro poco antes de su muerte.

Precisamente junto a la cruz se lee su epitafio: "Cuando Jesucristo tenía 21 años vino a Japón para proseguir sus enseñanzas divinas durante 12 años".

Quienes creen en esto dicen que existe una canción -entonada hasta hoy- que testimonia la leyenda y cuya melodía es de origen hebreo-egipcio; que el arcaico nombre Herai suena fonéticamente más parecido al hebreo que al japonés; que cada tanto nacen en esta zona bebés con ojos azules, como aquellos antiguos colonos hebreos; incluso un poblador que no comulga con esta creencia reflexiona que siempre ha habido allí costumbres muy extrañas, como que a los niños se les adorna con la estrella de David.

Los citados pergaminos fueron hallados en manos de un monje tokiota en 1935, pero la guerra acabó con ellos. Sin embargo, una copia pervivió y es la que está hoy en el museo. Hasta allí la llevó el historiador nacionalista Banzan Toya, quien dijo haberlos obtenido de unos antiguos agricultores de ajo de Shingo.

Embajada de Israel

La explicación de todo este embrollo puede estar, según el diario británico, en el contexto político que vivía el Japón imperialista de los años 30. Al igual que Alemania, los cerebros del régimen se dedicaron a forzar razones para demostrar la superioridad nipona sobre el resto de Asia, y una buena fórmula era centrar en Japón el origen de varias religiones.

Banzan Toya, por ejemplo, incluso dijo que había hallado cerca de Shingo rastros de pirámides más antiguas que las egipcias, aunque la única prueba eran unos cúmulos rocosos, pues el resto sucumbió durante el siglo XIX.

A pesar de todo, cada año acuden al museo y a la fiesta de Jesús, en mayo, cerca de 30 mil personas.

Sobre el mito, eruditos contemporáneos hipotetizan que durante la Edad Media algunos judíos podrían haber inmigrado a Japón. Lo insólito es que a comienzos del presente año el embajador israelí inauguró una placa en Shingo que celebra la hermandad de este pueblo con Jerusalén.

"The Independent" habló con Gil Haskel, de la citada embajada. El personero admitió que posiblemente la diáspora llevó a algunas tribus hebreas de Occidente a Japón vía Rusia, pero que no hay nada comprobable. Ante una pregunta, contestó que "si hubiesen pruebas sólidas, como todo judío, estos japoneses tendrían derecho al retorno a Israel".

Fuente: MysteryPlanetNews Las Últimas Noticias

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